viernes, 2 de agosto de 2013

Julio 30


IaM
Solange
Un nuevo día, despierto y me incorporo a un escenario somnoliento con el mismo sentimiento de felicidad que me ha acompañado durante estas semanas. Día a día nuestros conocimientos crecen, y crecen a la par de nuestra debilidad para despegar la cara de la almohada. Todos logramos despertarnos y arreglarnos a tiempo para ir desayunar.
¡Al fin hot cakes! Mientras nos damos los buenos días, nos sentamos en el comedor a desayunar platicando de cualquier cosa que nos hiciera reír para pronto ir a la escuela. Al llegar, las actividades matutinas cumplen su misión, nos hacen despertar y animarnos con juegos divertidos que nos retan física y mentalmente.
En general el día avanza bien. Todos trabajamos en nuestros proyectos sociales, durante diferentes actividades desarrollamos la misión, visión y metas de nuestras futuras organizaciones, interiorizamos en lo que nos mueve como seres humanos e hicimos la planeación para convertir la energía inspiracional en acciones que construyan un mejor mañana. 
Posteriormente hicimos una actividad en la que se le pidió al grupo trabajar en equipo para encontrar un mensaje escondido en las instalaciones de la escuela y para esto teníamos que aplicar lo aprendido anteriormente. Trabajamos juntos pero sin unión y sin organización, por lo tanto no alcanzamos el objetivo de la actividad. Nada avanza si no vemos nuestros errores y hacemos algo para cambiarlos, pero reflexionamos juntos y actuamos ante este nuevo reto. 
Tres semanas aquí nos han enseñado demasiado, hemos aprendido cosas que no se enseñan en un salón de clases y que no se olvidan después de un examen… Algo, no me atrevo a nombrarlo, pero sé que algo nació en todos nosotros. Hoy regresamos al rancho, pero pronto volveremos felices a casa, con cierto aire de libertad, con una experiencia que cambiará nuestras vidas.

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